El cinturón lumbar destaca entre los elementos con mayor presencia en las salas de fitness. A pesar de pertenecer a épocas lejanas del entrenamiento deportivo actual, cabe destacar su validez como complemento para la salud de nuestro cuerpo, aunque es bueno saber utilizarlo y no abusar.
El cinturón lumbar es útil
Los deportistas con sentido común perciben el cinturón como una herramienta que les protege la zona lumbar y les da más garantías en la ejecución de los ejercicios que suponen cierto riesgo cuando se empiezan a hacer con una carga destacada como pueden ser las tijeras, la squat, el peso muerto y el remo horizontal entre otros.
Esta percepción instaurada entre el público de las salas de fitness se corresponde con la realidad. Sí, es cierto que el cinturón se convierte en un seguro que disminuye las posibilidades de lesión porque genera una presión intra-abdominal que contribuye a fijar todos los músculos de nuestra faja (formada por los músculos recto anterior del abdomen, transverso, oblicuo interno, oblicuo externo y los espinales). Con nuestro abdomen bien «plantado» la superación de las cargas de trabajo se ve facilitada porque disponemos de una plataforma biomecánica que estimula la generación de fuerza.
No hay que abusar
Aunque estos antecedentes estén correctamente validados y demostrados por la ciencia, hay que hacer una lectura más profunda sobre el uso del cinturón lumbar y valorar su idoneidad en cualquier situación. Como sucede a menudo en el entrenamiento deportivo, los elementos externos y pasivos siempre tienen su contrapunto. En este caso, ponerse el cinturón una y otra vez va claramente en contra de la eficacia y estimulación de aquellos músculos que estabilizan nuestra columna, por esta razón y bajo un criterio claro de seguridad,recomendamos que la gente utilice cinturón en los momentos en que exponemos nuestro cuerpo a un nuevo estímulo. Es decir, cuando nos preparamos para un ejercicio que no conocemos con una carga media-alta o bien cuando abordamos por primera vez cargas máximas o súper máximas en ejercicios ya conocidos. Es en este contexto tan concreto cuando vemos realmente necesario el cinturón lumbar,
No se recomienda utilizarlo para ejercicios que ya dominamos
Para situaciones que ya dominamos es mucho más productivo obligar a trabajar a toda la musculatura estabilizadora. Someterla a este pequeño estrés evitará que se acomode y servirá para restar especificidad a unos entrenamientos en las salas de fitness que por norma general ya son suficientemente analíticos. También tenemos a nuestra disposición alternativas, pequeños detalles que nos permiten compensar la ausencia del cinturón lumbar. En primer lugar, y esta no es una recomendación que se reduzca al ámbito del que hablamos, hay que seguir la «lógica de la intensidad del entrenamiento» o explicado de otra forma, tenemos que hacer al inicio de el entrenamiento lo que se acerque más a nuestro objetivo y disponer así de toda esta musculatura preparada para actuar más tarde. En segundo lugar, podemos jugar con el propio organismo y ejecutar la famosa maniobra de Valsalva en el momento del ejercicio que consiste en inspirar aire y retenerlo para fortalecer y apuntalar nuestra musculatura abdominal.
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